Como todos sabemos, el algodón es el tejido más rentable del mundo, y se utiliza en casi todas las formas de prendas de vestir. Actualmente hay en todo el mundo casi 35 millones de hectáreas dedicadas a la producción de algodón.
Hay muchas razones por las cuales el algodón es tan popular:
- Diversos estudios han demostrado que el tejido 100 % de algodón es uno de los más transpirables y absorbentes, con capacidad para absorber el calor y el sudor.
- A diferencia de la mayoría de los tejidos, el algodón no se debilita al lavarlo repetidamente. De hecho, su estructura molecular hace que se vuelva más fuerte cuando está húmedo. Esto aumenta su durabilidad y las posibilidades de reutilización.
- El algodón también es uno de los tejidos preferidos para la impresión, ya que absorbe bien la tinta. Además, el riesgo de pérdida de color se reduce utilizando algodón.
También se cree que el algodón es un tejido ecológico y muy sostenible, sencillamente porque es fácilmente renovable. Sin embargo, la capacidad de renovación solo es uno de los muchos factores que determinan el potencial de sostenibilidad de un tejido.
Lamentablemente, en realidad, el algodón no es tan sostenible para el medio ambiente como solemos pensar. De hecho, tenemos que buscar urgentemente fuentes alternativas de tejidos sostenibles.
La necesidad de encontrar tejidos sostenibles alternativos
El principal argumento contra la sostenibilidad del tejido de algodón es el volumen de agua necesario para su producción. Se requieren aproximadamente 2700 litros de agua para fabricar una sola camiseta. Algunos estudios han demostrado que una sola persona necesita como media entre 50 y 100 litros de agua al día para cubrir sus necesidades básicas. Por tanto, la producción de una única camiseta requiere básicamente la misma cantidad de agua que necesita una persona durante casi dos meses. No obstante, esta cifra apenas araña la superficie de los riesgos (medioambientales y sociales) asociados a la producción del algodón.
En un artículo sobre el comercio justo de algodón publicado anteriormente, comentamos los distintos impactos medioambientales y sociales de la agricultura y el desarrollo del algodón. Por ejemplo, el cultivo del algodón depende del uso intensivo de pesticidas y fertilizantes, que implican diversos riesgos para el medio ambiente y la salud; el cultivo del algodón ha provocado el suicidio de un número alarmante de granjeros; además, el cultivo del algodón también se asocia al trabajo infantil en varios países.
Como resultado de todos los riesgos medioambientales y socioeconómicos mencionados de la producción de algodón, es necesario que busquemos tejidos sostenibles alternativos.
¿Qué podemos utilizar en lugar de algodón?
Bambú
El bambú se ha posicionado como una alternativa sostenible fuerte frente al algodón. Tiene algunas de las grandes ventajas del algodón: es muy absorbente e hipoalergénico. Sin embargo, también corrige algunos de los grandes inconvenientes del algodón.
Sin embargo, a pesar de haber sido proclamada como la alternativa sostenible al algodón con un crecimiento más rápido, también hay una razón por la que debemos ser cautelosos con el bambú. La extracción de tejido del bambú incluye un proceso químico que implica el uso de hidróxido de sodio y disulfuro de carbono, dos compuestos químicos que son peligrosos para la salud humana. A pesar de que las pequeñas cantidades usadas para la producción se pueden considerar insignificantes, no deja de ser un motivo de preocupación que debe estudiarse más a fondo.
Cáñamo
El cáñamo es uno de los cultivos más ecológicos del mundo. Crece como la mala hierba y, por tanto, es resistente a los insectos. Por esta razón, no requiere el uso de pesticidas ni fertilizantes. La planta solo necesita unas 11 semanas para madurar, por lo que es extremadamente renovable.
Sin embargo, la ventaja más evidente que tiene frente al algodón está relacionada con el consumo de agua. Como ya hemos mencionado, en el caso del algodón se necesitan aproximadamente 20 000 litros de agua para producir 1 kg de fibra. En comparación, solo se requieren entre 300 y 500 litros de agua para producir 1 kg de fibra de cáñamo seca.
Uno de los principales obstáculos para la adopción del cáñamo es su identificación visual y taxonómica con la marihuana, ya que ambas plantas están clasificadas como Cannabis sativa L. Como consecuencia, a pesar de que el cáñamo contiene menos del 0,3 % de tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia psicoactiva de la marihuana, está incluida en la Clasificación 1 de la Ley de Sustancias Controladas de Estados Unidos
Lino
Cuando se trata de confort, el lino supera a todos los demás tejidos. Es el más transpirable gracias a que retiene aire y proporciona aislamiento. Además, es lujoso y tiene la capacidad de regular la temperatura y mantenernos frescos cuando hace calor y abrigados cuando hace frío. También es suave al tacto sobre la piel y extremadamente ligero.
El lino se cultiva a partir de la planta de linaza, que es mucho más respetuosa con el medio ambiente que el algodón. Tiene una resistencia natural a las plagas, por lo que su cultivo no requiere el uso de fertilizantes ni sustancias químicas, y apenas necesita riego. Además, a diferencia del algodón, la linaza se procesa utilizando un método completamente mecánico que no implica el uso de sustancias químicas peligrosas.
Hojas de piña
Durante los últimos años, muchas empresas han comenzado a buscar plantas para realizar tejidos sostenibles. Ananas Anam ha desarrollado Piñatex, un tejido natural que utiliza los subproductos de la agricultura de la piña. El tejido que se obtiene es ligero, transpirable y muy duradero.
Ananas Anam
The production of Piñatex works according to the values laid out by “Cradle to Cradle”, a trademark of McDonough Braungart Design Chemistry LLC that judges a product on the basis of its material health, material reutilization, renewable energy and carbon management, water stewardship, and social fairnes
“Probablemente, lo mejor de Piñatex es que está hecho de fibras de hojas… un subproducto de la cosecha de la piña”, comenta Jaume Granja, uno de los miembros del equipo de Ananas Anam. “Nuestras hojas no necesitan tierra, agua ni fertilizantes adicionales para crecer”. Aunque normalmente las hojas de piña se dejan descomponer, pueden utilizarse para producir tejido. Por tanto, para su producción no se requiere terreno ni agua adicional, ni el uso de sustancias químicas. Se necesitan aproximadamente 480 hojas de piña, derivadas de unas 16 plantas de piña, para producir 1 metro cuadrado de Piñatex.
Sin embargo, el uso de hojas de piña como tejido es una alternativa que todavía está en sus comienzos. Probablemente pasará algún tiempo antes de que llegue a las tiendas.
Coco
El coco es una de las fibras naturales más resistentes, derivada de la cáscara de coco, es decir, los tejidos que rodean el exterior de la planta del coco. Al igual que las hojas de piña, normalmente las del coco también se desechan, a pesar de que a partir de 100 cocos se puede producir 1 kg de tejido y actualmente se cultiva el coco en 10 millones de hectáreas en todo el mundo.
Dado que el tejido se deriva de un material que normalmente se desecha, no se necesita agua ni tierra adicional. El coco también es extremadamente renovable, ya que su cosecha se produce cada 30 a 45 días.
Se dice también que el tejido de coco es el futuro de la ropa deportiva, ya que se seca muy deprisa, casi un 92 % más rápido que el algodón. Por tanto, el tejido produce menos olor, se seca deprisa y se puede lavar con más frecuencia.
Leche agria
Cuando se trata de tejido sostenible, las prendas textiles realizadas con leche agria son una auténtica alternativa. Recientemente, una empresa alemana ha presentado Qmilk, un tejido no alergénico, sedoso y 100 % natural que se fabrica a partir de leche que se ha agriado.
“Es necesario que se agrie para separar la proteína”, comenta Anke Domaske, fundadora de Qmilk. En lo que se refiere a la producción del tejido, lo compara con el proceso de preparación de pasta: “Se añade la proteína en polvo (parecida a la harina) al agua y se mezcla para formar una masa. Al final hay una boquilla con unos orificios diminutos por los que se extraen fibras textiles en lugar de espaguetis”.
Según Qmilk, cada año se eliminan en Alemania más de 2 millones de toneladas de leche. Teóricamente, toda esa leche se puede utilizar para producir suficientes camisetas para todos los estadounidenses. Además, la producción de Qmilk también consume poca agua. Tan solo se necesitan 2 litros de agua para fabricar 1 kg de tejido.
Sin embargo, al igual que sucede con las hojas de piña y el coco, las soluciones relativas al uso de la leche agria como tejido aún no han cristalizado. Todavía hay que esperar algún tiempo hasta que lleguen al mercado principal y sean viables para el uso en masa.
Como vemos, hay varias alternativas sostenibles adecuadas frente al algodón que corrigen sus inconvenientes medioambientales y socioeconómicos más evidentes. Algunas de las alternativas, como el cáñamo, el bambú y el lino, ya se utilizan en la industria textil. Y otras soluciones, como las hojas de piña, el coco y la leche agria, necesitan un mayor desarrollo, pero están bien preparadas para tomar el relevo de la industria textil en el futuro.